En el Olimpo de los dioses de la música, seguramente existen las diosas de ébano. Son diosas fuertes, hermosas y de gran poder que dominan y guardan ciertos aspectos de la vida en la naturaleza y en los hombres. Yo estoy seguro de que Tina Turner una de ellas, una de las múltiples diosas que los amantes de la música veneramos y a la que deseamos que nunca desaparezca, aunque sepamos que eso es imposible.
Esta cantante y artista nació en Nutbush, Tennessee. Su vida es muy interesante y parece preparada, desde su nacimiento, para ser parte del universo musical. Adoptada por una pareja de padres blancos cuando tenía tres años. Después de una infancia de abandono familiar por parte de su madre primero y después por su padre, finalmente se fue a vivir con su abuela, junto a sus hermanas. Como sabemos, su matrimonio tampoco fue una alfombra de rosas.
Pero aquí queremos destacar su parte musical, que desarrollo desde muy temprana edad. Sus dotes naturales para cantar no pasaron inadvertidas y ya siendo adolescente cantaba junto a su hermana en algunos clubes nocturnos. Descubierta por Genne Washinton , poco tiempo después pasaría a formar parte del grupo del que sería su marido, Ike.
Si bien es cierto que tuvieron cierto éxito, el alma del dúo y la que tenía futuro en la carrera artística era ella. Debido a la acumulación de episodios violentos, sobre todo uno en el que la agresión fue demasiado grave, ella lo abandono y se divorció de él. Ya antes había comenzado a grabar discos en solitario, lo que hizo que su carrera se relanzara al margen de del que era su marido.
Cuando escuchamos a Tina Turner no solamente escuchamos una voz. Escuchamos a una mujer que imprime sentimiento a cada tema, que canta cada melodía poniendo su alma, su vida en cada nota. La hace suya y te la ofrece para que la disfrutes, notando esos sentimientos de alegría, tristeza, melancolía, camino vital. Lo que te ofrece es su propia vida a través de cada tema musical.
Os dejo aquí alguno de los vídeos de esta diosa de ébano.
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