No es porque sea de Redondela, cerca de mi ciudad natal, Vigo. No es porque sea un gran músico, uno de estos artistas que lleva su música más allá, que comparte su sabiduría musical. Tampoco es porque se atreve a bucear en diferentes estilos. Si pongo algunas palabras en este post para elogiar a Alberto Vilas es porque, al escucharlo la primera vez, notas que la piel se eriza, ese pellizco que te hace pensar… «este sí».
Sí, no tiene la fama que te dan las radiofórmulas, pero tiene ese respeto de las personas, músicos como él, que quieren tocar con él y que, cuando lo hacen, cierran los ojos y se dejan llevar porque saben que, de ese espacio, de ese momento único, va a salir algo bueno, algo diferente. Algo para dejar huella.
Bagaje musical, calidad, un compositor de esos que te hacen soñar y viajar, atrevido. Engullido en el jazz, sigue buscando nuevas formas artísticas musicales en las que entrar, nuevos proyectos que realizar y compartir. No lo conozco personalmente, pero se dónde está la calidad y en sus dedos hay magia, magia de la buena, de la que concede el deseo de gustar, de volar con cada nota.
En ocasiones, uno busca escribir mil páginas sin decir nada. Yo lo dejo aquí porque os dejo con su música para que compartáis mi experiencia cuando lo escuché la primera vez.
Abrazos a todos desde la virtualidad de la red, pero de corazón.
© La Mirilla Curiosa