Hay artistas que no necesitan presentación. Hay artistas que, por mucho que pase el tiempo, el tiempo no pasa por ellos ni por quienes escuchan su música. No importa la edad que tengas porque los que apreciamos la música, con todo lo que ello significa, sabemos diferenciar entre aquellos que componen música, la interpretan, la cantan y los que hacen de ella algo que trasciende a su época y dejan una huella imborrable en su generación y las siguientes.
Acercarse a James Brown es hablar de la historia, con mayúsculas, del Funk, Soul o el R&B. Es una de esas voces que, nada más escucharlas, inundan el espacio. Es uno de esos artistas que irradian energía en donde actúan. Es calor, sudor y notas musicales que entran en uno y no puedes hacer otra cosa que escuchar, cantar, bailar o lo que sea que tengas que hacer.
Una de esas estrellas que vivió como pudo y como él quiso, que sufrió en sus propias carnes el ser negro en unas décadas en la que el color de piel te daba o quitaba derechos, te hacia o no sospechoso… aunque actualmente no haya cambiado tanto. Pero su música ha estado por encima de todo ello y abarcó a un mundo entero, no sólo el americano. Respetado dentro de las fronteras de todos los países a los que llevó su talento, su música y su pasión por lo que hacía.
Aquí mi reconocimiento, me admiración y mi pequeño homenaje a una de las grandes leyendas de la música.
Abrazos musicales.
Alejandro Guillán
La mirilla curiosa