Cuando uno piensa en la música rock, con sus muchas variantes y la alternativa, no se puede obviar la referencia tan importante como es la del cantante y compositor Gustavo Cerati.
Letras cuidadas, literatura llevada a las canciones, melodías que destacan por sus fuerza, por su forma de atraer a quien escucha y también esos cambios en la fuerza de los temas, en la intensidad de las guitarras y las baterías. Por supuesto, su voz inconfundible y, sobre todo, clara, fuerte y potente.
No era uno de esos músicos que buscaba únicamente la fama o la pasta sin ofrecer nada más que unos temas que «pegaran» lo suficiente, para dejar una ligera huella, una referencia apenas recordada.
Y como gran artista, la faceta visual era realmente importante porque también era parte del mensaje. Por eso los vídeos no eran imágenes que se superponen como un producto. No, los vídeos son una prolongación de su vena artística y es importante entender toda su trayectoria musical en su conjunto: su música, sus letras, sus videocreaciones y él mismo. Y por eso Gustavo Cerati no es uno más. Es ese punto de referencia de la que bebieron y beben nuevos artistas latinoamericanos y también españoles.
No sé si será uno de los considerados «artistas totales«, por trabajar en las distintas vertientes, que son esenciales en un artista si quiere merecer ser algo más que una flor de un día.
Cuanto más profundizo en la música y las músicas que se hace en el mundo, con todas sus variantes y aunque sea a destiempo, tengo que decir que es una suerte poder encontrar artistas de la talla de Gustavo Cerati. Como siempre, la tristeza de su desaparición demasiado pronta nos deja un poso de tristeza. Sin embargo, nos deja su arte, su huella y, lo mejor de todo, es que lo hace con fuerza y enraizando todo aquello que ha creado en nuevas generaciones que, seguro, no dejarán que su legado desaparezca.
Abrazos musicales.
© La Mirilla Curiosa