El Barrio

Si queremos acercarnos a la música de El Barrio tenemos que hacerlo desde otro prisma. Detrás de lo que significa esta referencia está José Luis Figuereo Franco, alma de este movimiento. Sí, en realidad deberíamos utilizar este concepto porque no es sólo un cantante, un artista. Es mucho más. Cuando nos referimos a este hombre tenemos que hablar, además de músico, de guitarrista, compositor, productor y arreglista.

Pero decimos movimiento sin referirnos a la enorme cantidad de seguidores que van a sus conciertos, con su característico sombrero, para escucharlo, llenando los recintos cada día que los realiza. Lo llamo movimiento porque ha sido un proceso que se ha cocinado lento desde 1996, en el que quiso tener voz propia. No es un cantante del sur propiamente dicho, aunque no se puede negar sus raíces; no es lo que se dice flamenco, flamenco, porque, al escucharlo, siento que hay muchos más matices. Y así notamos esos aires árabes del norte de áfrica, tan cercanos y fronterizos, tan generosos con su música y que son parte de nuestra cultura.

Pero también bebe de otros, en los que no me voy a detener. Lo esencial de este artista es que cada una de las letras que compone nace de las entrañas, de esos sentimientos que uno tiene, de la vivencias que el tiempo aporta; de lo que uno ve, quiere y ama; de lo que se odia o de los miedos; y todo eso es capaz de plasmarlo en letras de calidad, que llegan a la piel, que quedan marcados en colores, como los tatuajes, en rojo sangre, verde hierba, azul del cielo, amarillo sol, gris lluvia o marrón arena del desierto y más infinitos tonos.

En su música, lo mismo que en sus conciertos, hay una conexión entre él y las personas, que no sólo son público pasivo. Hay una comunión que hace que se establezca un diálogo en el que la palabra es energía y música. Personalmente, tenía escuchado algunas canciones, pero no me había parado demasiado. Al revisar su material musical me doy cuenta de la poesía que hay en sus letras, los paisajes y las historias que emanan de las mismas… y llegan, claro que llegan. Sólo es cuestión de cerrar los ojos y escuchar para imaginar y para sentir que, alguna vez, hemos sido protagonistas de lo que cuentas sus canciones.

Abrazos musicales a todos.

 

© La Mirilla Curiosa

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